lunes, 15 de octubre de 2007

Los Vientos Alicios


Los Vientos Alicios

“«Si hubiera crecido», se dijo a sí misma, «hubiera sido un niño terriblemente feo, pero como cerdito me parece precioso». Y empezó a pensar en otros niños que ella conocía y a los que les sentaría muy bien convertirse en cerditos.”
Lewis Carrol, Alicia en el País de las Maravillas.

1. Alicia era ella pero también, a veces, era yo.

Nuevo fracaso... Alicia olvido unas cuantas cosas atrás del espejo
No solo su inocencia de niña
(Y no hablamos de su himen, sino de la otra inocencia)
todo un otoño para contar tan poco... no fue una perdida, pero si una mala inversión , de tiempo (“Y esta vez desapareció despacito, con mucha suavidad, empezando por la punta de la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció un rato allí, cuando el resto del Gato ya había desaparecido.”), ahora cansado, exhausto, triste, bastante triste....
Cuando se acaba mi ser, solo mis colores, atacándome como miles de gatos
mirarme en ese espejo algún día…
Y solo cuando no me encuentre estaré ahí… como Alicia.

Como el cuerpo de ese gato
Que sonreía desde lo alto,
dando preguntas, dando respuestas, a la pequeña Alicia, que insomne,
dejaba y recibía notas en papeles rosa, declarándome su insomnio, puestas estratégicamente,
para invitarme al silencio, eso tan sagrado que nos gustaba compartir. Pero eso se termino con el otoño y cayo violento, suicida como las hojas marrones...

En alguna forma… ya me acostumbre
También te tocara a ti acostumbrarte(Ahora Alicia se alegró de que no
hubiera nadie escuchando, porque esta palabras no le sonaban del todo bien.)
(Alicia, la buena de Alicia, siempre se me cuela entre las líneas)

Alicia olvido unas cuantas cosas atrás del espejo
No solo su inocencia de niña
(Y no hablamos de su himen, sino de la otra inocencia)
Que poco cuidado se tienen lo niños últimamente, la dejan tirada en cualquier lado
(La infancia es frugalidad, salvaje fragilidad)
Y de pronto se pierde
Como el cuerpo de ese gato
Que sonreía desde lo alto, todo boca y nada cuerpo, a la pequeña Alicia
“Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de
aquí?
--Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar --dijo el Gato.
--No me importa mucho el sitio... --dijo Alicia.
--Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes --dijo el Gato.”


2. Aventuras y desventuras de la ingeniosa hidalga Alicia

Quizás con un poco de suerte
los niños aprenderán a ser más cuidadosos con su inocencia
y no olvidarla por los rincones... “esta vez desapareció despacito, con mucha suavidad, empezando por la punta de la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció un rato allí...”
Cuando comes un chocolate
Y dejas despacio
Que tus dedos rompan el papel
Y escuchabas el sonido del sutil arrugado te repetías, como un mantra: “ «¿Comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos?» Y a veces: «¿Comen gatos los murciélagos?» Porque, como no sabía contestar a ninguna de las dos preguntas, no importaba mucho cual de las dos se formulara.”. Luego comías con la boca abierta y te ensuciabas...

(La pobre Alicia decapitada
Llora pidiendo un pedazo
Pero se olvida de dejar cerrada
La puerta de atrás del espejo.)

Los muros no están vacíos, como yo bien quisiera, sino llenos de ladrillos de recuerdos, pegados con el mortero del olvido.
Ordenados como un archivo,
siniestra biblioteca, (Ahora Alicia se alegró de que no
hubiera nadie escuchando, porque esta palabra no le sonaba del todo bien.)
por eso es en el espejo
(Congelada/ Inmóvil/ Detenida)
Es el lugar donde se esconde Alicia (- Ya no eres una niña - te dijeron - ya no hay fragilidad para ti
Por eso ahora quieres demolerlo todo). Tu mayor objetivo es la fragilidad extendida como un manto. Sobre las cenizas de todos tus fuegos, sobre los restos de todos tus incendios.

Y donde me invita tentándome, con sus ojos de piedra (tan congelados/ Inmóviles/ Detenidos)
Llenos de desorden: recuerdos amontonados en el fondo
de un sótano oscuro y relativamente húmedo.
Todas las Alicias (Todas mis Alicias)
Tiene los mismo ojitos de piedra (Escondes bajo tu boca: lo que yo espero para suturar el corazón
La aguja y el hilo quirúrgico
¿Cuantos puntos dejaras?)

como dos universos… tendemos a la catástrofe…

3. Caminado con Alicia por un parque, es otoño.

“--¿Por favor, podría usted decirme --preguntó Alicia con timidez, pues no estaba demasiado segura de que fuera correcto por su parte empezar ella la conversación-- por qué sonríe su gato de esa manera?”

Mis paisajes interiores me muestran un paseante solitario, pena andante como cabalgando entre un mundo y otro sin distinguir entre un mundo y otro, aunque mi bella compañera, mujer caucásica joven, ojos y cabellos claros, edad mediana, armoniosas proporciones, peso en correcta relación a su estatura, de astrológico signo ignorado
podría robar toda la atención del mundo.... Aun así, paseo solitario (pero en compañía de una mujer), un paseo interminable.
Sus límites son los límites del mundo “... tuvo un ligero sobresalto al ver que el Gato de Cheshire estaba sentado en la rama de un árbol muy próximo a ella.
El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también
tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con
respeto.” .
siempre hablo de mi y no de mi caucásica compañera que entre otoñales árboles que me mira como queriendo saber que estoy pensando, y yo pienso y me muero,
y me muero de sed y de ser y de no ser y de estar y de no poderme perder en sus ojos claros que por alguna extraña afinidad, seguramente debido al verde, me recuerdan tanto al musgo de polvo que trepa por los árboles:
Quisiera tocarla y al tocarla quemarme las manos…

Si me encadeno a algo moriré libre, pienso, y sigo caminando sin pensar en lo que dijeron los ojos que me hablaban, por que mi preocupación es no morir, es la ansiedad es atarme a las cosas que amo hasta que me engangrene o me dejen cicatrices.... “--Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca --protestó Alicia.
--Oh, eso no lo puedes evitar --repuso el Gato--. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco.
Tú estás loca.
--¿Cómo sabes que yo estoy loca? --preguntó Alicia.
--Tienes que estarlo -- afirmó el Gato--, o no habrías venido aquí.”
camine por un bosque triste y amarillo de otoño, con sus troncos verdes cubiertos de ese polvoso musgo,
nada me puede perturbar, nada me puede, en este paisaje de misantropía, amarillo en el piso, verde en el tronco, las marejadas de otoño. Nada me puede perturbar, solo mis paisajes interiores que me muestran un paseante solitario, pena andante como cabalgando entre un mundo y otro sin distinguir entre un mundo y otro, aunque mi bella compañera, mujer caucásica joven, ojos y cabellos claros, edad mediana, armoniosas proporciones, peso en correcta relación a su estatura, de astrológico signo ignorado
podría robar toda la atención del mundo....

Nunca llegar en el momento preciso, un momento impreciso perpetuo, el momento donde la vida me invita a sentarme a su mesa en la gran cena, que si bien no ha comenzado, ya termino...

4. Consecuencias de Alicia

“--¡Vaya! --se dijo Alicia--. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa
sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!”


La carencia creciente va permitiendo
Que como un musgo grisáceo
Crezca bajo mis ojos las espesas mareas
De colores tristes (el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que
Alicia decidió que sí le gustaba).
Las pésimas tendencias a desaparecer que me esperan fuera
Como con un saludo marcial.

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